Por Ronald Hanko [1]
El hecho de que Dios tenía un pacto con Israel es claro en la Escritura. Cómo ese pacto se ha de entender es un asunto de mucha controversia.
La gran pregunta es si ese pacto con Israel era un pacto diferente del que Dios estableció con Su pueblo en el Nuevo Testamento como también cómo el Antiguo Testamento (es decir, antiguo pacto) y el Nuevo Testamento (Nuevo pacto) están relacionados entre sí. Acaso, ¿Son el viejo y el nuevo pacto diferentes tipos de pactos hechos con dos grupos diferentes de personas?, o ambos pactos son ¿Revelaciones tanto viejas como nuevas de un mismo pacto en esencia?
El dispensacionalismo responde a estas preguntas mediante la enseñanza de que tanto el viejo como el nuevo pacto son completamente distintos entre sí al punto que ambos se refieren a diferentes grupos de personas, ambos tienen diferentes promesas, y ambos tienen diferentes cumplimientos. En sus formas más extremas incluso, se enseña que ambos tienen diferentes maneras de salvación, tanto para Israel en el antiguo pacto como para la iglesia bajo el nuevo pacto, las notas de la Biblia de estudio Scofield es un ejemplo de esta clase de enseñanza.[2]
Sin embargo hay quienes rechazan el dispensacionalismo pero aún así se deciden por identificar dos pactos completamente distintos. Algunos encuentran una diferencia entre las promesas del viejo y nuevo pacto y sus cumplimientos (premilenarismo y postmilenialismo). Ellos dicen que al menos algunas de las promesas del viejo pacto tienen un cumplimiento terrenal a diferencia de las promesas del nuevo pacto que son más bien espirituales y celestiales.
Los bautistas por su parte hacen también tal distinción entre el Israel y la iglesia, especialmente en lo que se refiere al pacto y su signo externo. Ellos dirán por ejemplo que Israel no es la iglesia sino sólo un tipo de la iglesia y luego rechazarán el identificar la circuncisión y el bautismo como signos externos del viejo y nuevo pacto respectivamente.
Otros por otro lado hacen una disyunción entre la Ley y la gracia. Ellos enseñan de una u otra forma que la Ley no tiene lugar en la vida de un nuevo creyente bajo el pacto. Este error se llama antinomismo (del griego άντί, “contra”, y νόμος, “ley”).
En contraste con todo esto la fe Reformada insiste en que sólo existe un pacto de gracia, como un sólo pueblo del pacto; Israel siendo la iglesia del Antiguo Testamento (Hechos 7:38); una señal del pacto que fue la circuncisión en el AT y el bautismo en el NT siendo esencialmente la misma cosa (Colosenses 2:11-12); un sólo Salvador como el único camino para la salvación (Hechos 4:12); una sola promesa de vida eterna en Cristo Jesús (Hechos 2:38-39); y un cumplimiento espiritual de todo lo que pertenece a la promesa (Hebreos 11:9-10, 13-16). Incluso se insiste también que hay una unidad entre la Ley y la gracia bajo ambos pactos de Dios (Romanos 7:12).
La fe Reformada insiste en una unidad completa de ambos Testamentos (pactos) esto en base a un reflejo de la propia unidad de Dios. Por cuanto no hay división en Dios del mismo modo no puede haber ninguna división esencial entre el viejo y nuevo pacto de gracia.
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