Por Ron Hanko
El nombre Jesús es especial entre todos los nombres de nuestro Salvador. Es su nombre personal. Muchos de sus otros nombres son realmente títulos, no nombres personales. Esto es cierto especialmente en nombres como Cristo y Señor. Jesús, sin embargo, es el nombre que le fue dado por su propio Padre y el nombre por el cual es conocido y amado en la familia de Dios. Es el nombre por encima de todos los demás, por el cual le hablamos a él y acerca de él.
Cuando recordamos el significado del nombre de Jesús, nos damos cuenta de lo maravilloso que este nombre es. Su nombre personal en la familia de Dios es uno que significa “Salvador” o “Jehová salva.” Piense en ello. Cada vez que hablamos con él o acerca de él personalmente estamos diciendo que él y sólo él es el Salvador, el Salvador de Dios.
El significado del nombre de Jesús fue revelado por el ángel Gabriel cuando él anunció el nacimiento de Jesús a José: “Llamarás su nombre Jesús,“ dijo el ángel, “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). ¡Qué riqueza de significado hay en un nombre!
Debido a que el nombre personal de Jesús se refiere a Jehová (el Je- es una forma abreviada del nombre de Jehová), el mensaje del ángel en relación al nombre de Jesús significa que es Jehová quien salva. Nadie más puede hacerlo. Jesús es el Salvador de Dios, no sólo porque viene de Dios, sino también porque es sólo Dios quien salva a través de él.
El Nombre de Jesús habla también de la certeza de la salvación para todos los que creen en él. ¡Él salvará a su pueblo! Él es un seguro y firme Salvador debido a que él viene de Dios y trae gran salvación por parte de Dios a los hombres. Su nombre incluso habla del hecho de que él salva aquellos y sólo aquellos quienes el Padre le dio, nombrándolos Su pueblo. Él no es el Salvador de todos los hombres sin excepción. Para algunos esto parece una terrible verdad, pero para aquellos que lo entienden, es una verdad maravillosa y bendita. Que él salve algunos sólo significa que él no es uno que sólo trata de ser un Salvador y luego falla en salvar a muchos, pero uno que seguramente e infaliblemente salva a todos los que son suyos por el don de Dios.
El nombre de Jesús nos recuerda también que él es el salvador del pecado. Muchos no quieren tal Salvador. Ellos sólo quieren a alguien quien sacie sus estómagos, sane sus cuerpos, y resuelva sus problemas actuales. Pero los que por la gracia divina se conocen a sí mismos como pecadores ante Dios, y que claman ante Él: “Dios, sé propicio a mí, pecador,“ como el publicano en el templo quien no se atrevió a levantar sus ojos (Lucas 18:13), entonces son ellos quienes encuentran en Cristo el deseo de su corazón y la seguridad de que hay una manera de escape, de perdón y de paz para con Dios.
¡Qué bendición conocerlo como Jesús! En verdad no hay “otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Puedan hoy muchos saber de este nombre no como el nombre de un simple hombre que vivió hace miles de años atras, pero como el nombre del Hijo de Dios, su Salvador.
Tomado de
Doctrine According to Godliness por Ronald
Hanko, pp. 120-121.
Título en inglés: The Name Jesus.
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