Rev. Angus Stewart
La última vez que consideramos el hecho de que la frase: “Yo dije: Vosotros sois dioses” (Salmo 82:6) es una hipérbole poética de una porción oscura del Antiguo Testamento. Si esta declaración “no puede ser quebrantada” (Juan 10:34-35), entonces seguramente ninguna Escritura puede serlo.
Sin embargo, existe por ahí un argumento en contra de esta interpretación. Este argumento es hecho aún por algunos líderes evangélicos, el cual quiere anular el testimonio de la infalibilidad de la Escritura de las palabras de Cristo en Juan 10:34-35. Ellos dicen que cuando Jesús dijo, “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35), estaba haciendo un argumento ad hominem. Es decir, ellos insinúan que Cristo no creyó personalmente en la infalibilidad de la Escritura o por lo menos que Él no lo estaba afirmando aquí. En lugar, dicen que Cristo sabía que sus oponentes judíos eran quienes creían en la infalibilidad de la Escritura (mientras Él mismo no lo creía) y Él la utilizó en contra de ellos.
Esta interpretación falla por dos razones principales. En primer lugar, vemos que Jesús no estaba de acuerdo con los judíos y sus líderes religiosos y Él se los hacia saber claramente y constantemente. Él no eludió las cuestiones o las dejó pasar. Cristo habló claramente en contra de su comprensión errada de la ley moral de Dios (Mateo 5). Se opuso a su visión de divorcio y segundas nupcias (Mateo 19). Rechazó sus opiniones terrenales del Mesías (Juan 6). En contra de los saduceos afirmó la resurrección corporal de los muertos; y en contra de los fariseos, Él explicó que el Cristo era el hijo de David y el Señor de David (Mateo 22). Sin miedo, Él les dijo a los judíos incrédulos que no eran hijos de Abraham sino hijos del diablo (Juan 8). Por lo tanto, si los judíos estaban equivocados en creer en la inerrancia del Antiguo Testamento, acaso, ¿Cristo no los hubiera corregido?
En segundo lugar sabemos que Jesús no dijo: “la Escritura no puede ser quebrantada” simplemente como un argumento ad hominem ya que Él siempre manejó las Escrituras como la Palabra de Dios inquebrantable; “Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.” (Mateo 5:18). Su confesión de la Escritura siempre fue “tu palabra es verdad” (Juan 17:17) –absolutamente, toda ella–. En el desierto, Él triunfó sobre el diablo con las Escrituras como su autoridad final, la cual es inatacable; “Escrito está,” (Mateo 4:4, 7, 10). Por lo tanto, ¿Cómo pudo haber dicho estas cosas si Él creía que la Biblia contiene errores? ¿Cómo pudo haber dicho estas cosas si Él no creía que la Palabra de Dios era infalible?
Santos de Dios, tenemos un maravilloso regalo de nuestro Padre: ¡La Escritura inquebrantable!. Usted puede confiar en ella y sus propias proclamaciones para salvación. Usted puede descansar en ella y sus promesas para su esperanza final más allá de la tumba. ¡Coloque su plena confianza en la Santa Biblia y en el Salvador glorioso quien se presenta en ellas!
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